«Había una nube pequeñita que vivía sobre un campo de flores. Un día vio pasar una gran nube y le entro mucha envidia.
Decidió que quería ser más grande y para ello nunca daría agua y nunca más provocaría lluvia. Así que la pequeña nube fue creciendo y creciendo al mismo tiempo que el campo de flores se marchitaba y todo lo que había a su alrededor.
Una orquídea pequeñita que todavía quedaba sin marchitar le dijo —si sigues sin llover todo se secara y no podrás obtener agua de ningún sitio—.
Así que la nube empezó a evaporarse y perder tamaño, comprendiendo entonces su error y antes de evaporares apareció una brisa que la transporto como si de un sobre de correo se tratase hasta un campo lleno de flores donde volvió a recuperar su tamaño.
Así que la nube empezó a evaporarse y perder tamaño, comprendiendo entonces su error y antes de evaporares apareció una brisa que la transporto como si de un sobre de correo se tratase hasta un campo lleno de flores donde volvió a recuperar su tamaño.
Entonces la pequeña nube siguió siendo pequeña pero repartiendo lluvia y formando arcoiris.»
Basado en el cuento para dormir "La nube avariciosa" de Pedro Pablo Sacristan Sanz
El egoísmo y la avaricia tienen consecuencias negativas donde menos se espera
Basado en el cuento para dormir "La nube avariciosa" de Pedro Pablo Sacristan Sanz